• TALLER DE ARTES TRADICIONALES Y DIGITALES

    Messerschmidt y los demonios


    Nacido en 1736, el escultor alemán Franz Xaver Messerschmidt constituye, con parte de su obra, uno de los ejemplos más extremos en los que el arte, la creencia en lo sobrenatural y la locura se entremezclan de forma inequívoca. Hijo de una familia de artesanos y formado en Munich, el joven Franz destacó pronto en Viena, siendo requerido para realizar numerosas obras para la Corte Imperial y la aristocracia.
    Pese al éxito inicial, su carrera se truncó cuando, con poco más treinta años, sufrió una enfermedad mental que prácticamente lo condenó al ostracismo. En sus últimos doce años de vida (entre 1771 y 1783), Messerschmidt mostró un comportamiento huraño y excéntrico, se encerró en su casa para trabajar y apenas recibía visitas. Los pocos visitantes que lograban entrar a su refugio salían asombrados al escuchar los relatos del escultor sobre demonios y espíritus que le atacaban, especialmente durante la noche.
    Interesado en cuestiones ocultistas –había frecuentado círculos esotéricos en Viena– había llegado a la convicción de que podía combatir a los demonios que le atormentaban creando bustos que realizaban muecas grotescas y extravagantes, cuyos rasgos copiaba de lo que observaba al mirarse en el espejo. Así, creía él, mantenía a raya a los espíritus. Fruto de esta obsesión nacida de su enfermedad mental y tejida con sus creencias ocultistas vieron la luz un total de 69 bustos, cada uno más singular que el anterior. En la actualidad se conservan tan sólo 49 de ellos, pero su visión es suficiente para hacerse una idea de cómo su locura y la obsesión por los asuntos esotéricos pudieron modelar auténticas obras de arte.










    0 comentarios :

    Publicar un comentario

    Entradas populares